La tiroides es una glándula ubicada en la base del cuello, que produce las hormonas tiroideas: tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), que juegan un papel crucial en el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. Sin embargo, en algunas ocasiones la glándula no funciona adecuadamente, lo que puede provocar diferentes trastornos tiroideos, como hipotiroidismo, hipertiroidismo, bocio, nódulos, tiroiditis o tumores.
El hipotiroidismo es el trastorno tiroideo más frecuente, y ocurre cuando la tiroides no produce suficientes hormonas tiroideas. En la fase inicial de la enfermedad, puede manifestarse una forma llamada hipotiroidismo subclínico, en la que solo se elevan los niveles de la hormona estimulante de la tiroides (TSH), mientras que los niveles de las hormonas tiroideas permanecen dentro de los valores normales y los síntomas son leves o inexistentes. Sin embargo, conforme avanza la enfermedad, disminuyen los niveles de hormonas tiroideas y suelen aparecer síntomas como fatiga, sensibilidad al frío, aumento de peso o estreñimiento. Si el hipotiroidismo no se diagnostica ni se trata adecuadamente, puede causar diversos problemas a largo plazo, como obesidad, irregularidad menstrual, infertilidad, hipercolesterolemia y enfermedades cardíacas.
La causa más común de hipotiroidismo es la tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico del paciente ataca a su propia tiroides, dañándola y provocando que deje de producir suficientes hormonas tiroideas. Sin embargo, el hipotiroidismo también puede ser resultado de una tiroidectomía (extirpación quirúrgica de la tiroides), tratamiento con yodo radioactivo para el hipertiroidismo o para el cáncer de tiroides, radioterapia en la cabeza y el cuello, y el uso de ciertos medicamentos como la amiodarona o el litio.
El hipertiroidismo es una enfermedad en la que la tiroides produce y libera una cantidad excesiva de hormonas tiroideas en el torrente sanguíneo. Esta condición puede causar una variedad de síntomas, como ansiedad, hiperactividad, nerviosismo, pérdida repentina y excesiva de peso, taquicardia, arritmia o palpitaciones, sudoración intensa, ciclo menstrual irregular, intolerancia al calor y molestias intestinales.
La causa más común del hipertiroidismo es la enfermedad de Graves-Basedow, una enfermedad autoinmune que puede afectar a cualquier persona a cualquier edad. Los síntomas incluyen bocio, un aumento en el volumen de la glándula tiroides, y síntomas oculares, como hinchazón alrededor de los ojos, aumento del lagrimeo, irritación y sensibilidad inusual a la luz. También hay dos síntomas característicos: ojos saltones (protrusión de los globos oculares o exoftalmos) y visión doble (diplopía).
Además de la enfermedad de Basedow-Graves, existen otras causas del hipertiroidismo. Por ejemplo, algunos tipos de nódulos pueden producir y liberar un exceso de hormonas tiroideas en el torrente sanguíneo (adenoma tóxico, bocio multinodular tóxico y enfermedad de Plummer) o puede ocurrir una tiroiditis, que es una inflamación de la glándula que libera grandes cantidades de hormonas tiroideas en la sangre. Además, ciertos fármacos como la amiodarona, que se emplea para controlar las alteraciones del latido cardíaco, también pueden provocar hipertiroidismo (tirotoxicosis).
El bocio es un agrandamiento de la tiroides que puede causar diferentes síntomas según las dimensiones de la glándula y la posible presencia de alteraciones de la función tiroidea. El bocio también puede ser tóxico si está asociado al hipertiroidismo o no tóxico si se manifiesta en ausencia de una excesiva o reducida producción de hormonas tiroideas.
El aumento del volumen de la tiroides puede afectar a toda la glándula de manera uniforme (bocio difuso) o producir un agrandamiento asimétrico debido a la presencia de nódulos sólidos o llenos de líquido (bocio nodular).
La mayoría de los casos de bocio se deben a una carencia de yodo, pero también puede estar causado por enfermedades autoinmunes de la tiroides, como la tiroiditis de Hashimoto, en la que la glándula tiroides aumenta de tamaño para mantener una producción adecuada de hormonas tiroideas, o la enfermedad de Graves, que puede ser consecuencia de una producción excesiva de hormonas. Sin embargo, el bocio también puede manifestarse por otras causas, como el uso de ciertos medicamentos (tireostáticos, litio) o el consumo de alimentos goitrogénicos, que contienen sustancias que interfieren en el metabolismo del yodo, y que generalmente están presentes en las hortalizas de inflorescencia (coles, nabos, brócili y coliflor).
Los nódulos tiroideos son masas sólidas o quísticas llenas de líquido de tamaño variable que se desarrollan en la glándula tiroides. Aunque son casi siempre benignos y a menudo se detectan de forma casual, es importante que sean evaluados por un médico para descartar patologías tumorales o disfunciones futuras. Aunque la mayoría de los nódulos no alteran la función tiroidea ni provocan síntomas, pueden ocasionalmente causar compresión o dolor en la base del cuello.
A pesar de que los nódulos sean frecuentes entre la población actual, las causas exactas de los nódulos tiroideos no están claras, pero se cree que la carencia de yodo en la dieta y los antecedentes familiares pueden ser factores contribuyentes.
La tiroiditis es la inflamación de la glándula tiroides que altera la cantidad de hormonas tiroideas producidas. Existen varios tipos de tiroiditis, cada uno con sus propias causas y síntomas.
Existen diferentes formas de tiroiditis provocadas por varios factores: la tiroiditis de Hashimoto es una inflamación crónica autoinmune que causa hipotiroidismo y es provocada por la producción excesiva de anticuerpos antitiroides por parte del sistema inmunitario. La tiroiditis posparto es una forma de tiroiditis autoinmune que aparece después del parto y puede causar hipertiroidismo temporal seguido de hipotiroidismo. La tiroiditis subaguda o de De Quervain se caracteriza por una inflamación aguda y dolorosa de la tiroides, debida a infecciones virales, y puede provocar hipertiroidismo temporal seguido de una fase de hipotiroidismo en algunos casos. La tiroiditis aguda es causada por una infección bacteriana, mientras que la tiroiditis de Riedel es una forma rara de inflamación crónica de la tiroides en la que la glándula se vuelve fibrótica y puede causar dificultades para respirar y tragar. La tiroiditis actínica o iatrogénica se debe al empleo de fármacos que dañan la tiroides, como la amiodarona, o a la radioterapia para tumores en el cuello-mediastino o para el tratamiento del hipertiroidismo.
El cáncer de tiroides se desarrolla después del crecimiento incontrolado de las células en el interior de la glándula tiroides. La mayoría de los tumores de tiroides son benignos y no causan síntomas, pero en raras ocasiones pueden ser malignos y provocar nódulos o masas en la garganta, dificultad para tragar o respirar y cambios en la voz.
El tratamiento de los tumores de tiroides depende de la naturaleza del tumor (benigno o maligno) y de su tamaño: los tumores benignos pueden controlarse simplemente mediante revisiones periódicas, mientras que los malignos requieren una intervención quirúrgica para extirpar toda la glándula (tiroidectomía) seguida de un posible tratamiento con yodo radiactivo o quimioterapia.
Las principales causas del desarrollo de tumores en esta glándula son la exposición a radiaciones ionizantes, como la radioterapia o la exposición a material radiactivo, el bocio, que en algunos casos puede predisponer a la transformación maligna de las células, la recidiva de un tumor anterior de la tiroides, la carencia de yodo o las enfermedades genéticas hereditarias como el cáncer medular de tiroides, la neoplasia endocrina múltiple y la poliposis adenomatosa familiar.
2304SO000031 - Última actualización abril de 2023
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